Die Sturm nach der Pandemie
von: Juan Manuel Quintero
(Versión en español más abajo)
Die Coronavirus-Pandemie hat die Diskussion über die "Normalität" auf den Tisch gebracht, zu der wir vielleicht oder vielleicht auch nicht zurückkehren, wenn diese besondere Situation vorüber ist. Die COVID-19 hat viele Schwachstellen des in Lateinamerika grassierenden Neoliberalismus aufgedeckt, unter dem die Gesundheitsversorgung zu einem Privileg wird und Arbeitsrechte ignoriert werden.
Man könnte meinen, dass die durch die Pandemie verursachten Verwüstungen eine Situation schaffen würden, in der der Neoliberalismus fast natürlich zurückweichen müsste, da er sich in der gegenwärtigen Situation als unfähig erwies, alle Bürger zu schützen. Die Bedingungen sind jetzt jedoch noch besser geeignet, um die schädliche neoliberale Politik auf dem Kontinent zu vertiefen.
Tatsächlich hält die Hand des Neoliberalismus selbst inmitten der Pandemie in der Region enger zusammen. Die Notwendigkeit, die öffentlichen Ausgaben zu erhöhen, hat 11 der 17 lateinamerikanischen Länder dazu veranlasst, beim IWF Kredite zu beantragen, deren Bedingungen sich nach Abklingen der Pandemie in Haushaltskürzungen (natürlich in Sektoren wie Bildung, Kultur und anderen sozialen Diensten) und Privatisierungen öffentlicher Unternehmen niederschlagen werden.
Erst diese Woche kündigte der Präsident von Ecuador, Lenin Moreno, eine Reihe von Kürzungen an, um der Pandemie zu begegnen, darunter die Eliminierung von sieben staatseigenen Unternehmen. In Kolumbien hingegen kündigte der Finanzminister Alberto Carrasquilla die Möglichkeit einer neuen Steuerreform an, wenn sich die Situation wieder "normal" entwickelt hat. Es sei daran erinnert, dass die vom Minister geförderten Reformen regressiv waren und große Unternehmen und transnationale Konzerne begünstigt haben.
Aus diesen Gründen ist es zwar wichtig zu fragen, zu welcher Normalität wir zurückkehren wollen, aber man sollte nicht denken, dass sich die Situationen eigenständig ändern werden. Die vor uns liegenden Zeiten werden der Gesellschaft viel Wachsamkeit und Mitwirkung abverlangen, um ihre Rechte zu schützen und für sie zu kämpfen.
La tempestad después de la pandemia
por: Juan Manuel Quintero
La pandemia del coronavirus ha puesto sobre la mesa la discusión sobre la “normalidad” a la que podremos o no volver una vez esta situación especial se termine. El COVID-19 ha dejado expuestas muchas fallas del neoliberalismo, rampante en Latinoamérica, bajo el cual la atención de salud se torna en un privilegio y los derechos laborales son ignorados.
Se podría pensar que los estragos causados por la pandemia crearían una situación en la cual el neoliberalismo tendría que retroceder, casi de manera natural, puesto que se mostró incapaz de proteger a todos los ciudadanos durante la situación actual. Sin embargo, las condiciones son hoy aún más idóneas para la profundización de las dañinas políticas neoliberales en el continente.
En efecto, incluso en medio de la pandemia, la mano del neoliberalismo se agarra más fuertemente a la región. La necesidad de aumentar el gasto público ha llevado a 11 de los 17 países de Latinoamérica a pedir prestamos con el FMI, cuyas condiciones se podrán observar, una vez la pandemia haya pasado, en recortes de presupuesto (naturalmente en sectores como educación, cultura y otros servicios sociales) y privatizaciones de empresas públicas.
Justamente esta semana, el presidente del Ecuador, Lenin Moreno, anuncio una serie de recortes para afrontar la pandemia que incluyen la eliminación de 7 empresas del Estado. Por otro lado, en Colombia, el Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, anunció la posibilidad de una nueva reforma tributaria cuando la situación haya vuelto a la “normalidad”. Cabe recordar que las reformas impulsadas por el ministro han sido regresivas, favoreciendo a las grandes empresas y las transnacionales.
Por estas razones, si bien es importante preguntarse a que normalidad queremos volver, no se debe pensar que las situaciones cambiaran de manera autónoma. Los tiempos que vienen requerirán mucha vigilancia y participación de la sociedad para proteger y luchar por sus derechos.